
Olimpo

No deberías estar aquí, mortal. Ni siquiera eres digno de pasear por la ciudadela que hay establecida a pie del monte. Sólo aquellos de nuestros hijos que son dignos de estar bajo nuestro cobijo pueden vivir allí. Si no eres invitado, más vale que te alejes... No serías el primero que intenta escalar hasta nuestro hogar y sufre un accidente... Supongo que tengo que explayarme sobre mis dominios.
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Si no hay más remedio... Semidioses y descendientes de estos, así como sus cónyuges tienen el derecho legítimo de vivir en las ciudades que rodean el Monte. Es una especie de remanso de paz para ellos después de un sinfín de heroicidades... Salvo cuando los monstruos atacan.
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Estas ciudades probablemente sean las más conflictivas y probablemente la culpa la tengan nuestros excesos, pero es el acuerdo al que llegamos con el rey Adam... Sí, lo sé, lamentable que tuviéramos que recurrir a pactos absurdos con mortales pero es el precio de la paz... O eso dijo el Consejo.
En fin... Más allá de las doce ciudades que rodean el Monte, y en lo que todavía se consideran nuestros dominios, se encuentra Paris, que se arrodilla frente a la catedral de Notre Dame. A medio camino, en una colina, se encuentra la Academia Olympus, donde el bueno de Phil entrena a los futuros héroes o a los cobardes que abandonan. Estar en la academia es el único modo de vivir aquí sin tener sangre o aprobación divina. Si lo haces bien y sorprendes a alguno de nosotros, es posible que ganes un puesto como guerrero del dios al que caigas en gracia y seas bendecido.
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Como habrás intuido, esta región es cuna de atletas gloriosos, sabios filósofos y diestros artesanos, no es para menos teniendo en cuenta, como te he dicho antes, que sólo nuestros hijos o aquellos mortales a los que bendecimos tienen el privilegio de vivir bajo el Monte Olimpo.
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Hay un templo dedicado a cada uno de los doce grandes, y absolutamente todos los que convivimos en el Olimpo tenemos estatuas a nuestra imagen y semejanza en la ciudad, salvo mi hermano Hades y el resto de su séquito del Inframundo. Ellos son venerados en la Isla. Dentro de los templos y monumentos esculpidos destaca el Partenón, esculpido en honor a mi hija Atenea, el templo de Artemisa y, por supuesto, la colosal estatua que Fidias esculpió haciendo de bloques de mármol mi propia imagen.
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Como habrás podido comprobar, este no es un lugar de privilegio sin motivo. No podemos dejar entrar a nuestros dominios a cualquiera... Nuestro reino se ha diezmado demasiado como para no ser cautos. Pregúntale a un tal Belerofonte qué ocurre con los héroes que se pasan de listos.
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¿Quieres mostrar tu valía? Adelante, la Academia Olympus te está esperando.
